Desde Bernini hasta Le Corbusier, uno de los grandes retos de la arquitectura a lo largo de la historia ha sido utilizar la luz como un material más. En palabras de Alberto Campo Baeza “la luz es el material fundamental y tema central de la arquitectura”. El reconocido “arquitecto de la luz” afirma que sin la presencia de ésta no sería posible leer los espacios y, por tanto, no existiría la arquitectura como tal. Mediante el tratamiento de la luz, los arquitectos tratan de generar espacios que emocionen a quienes visitan o habitan sus edificios. Y es que, al igual que la gravedad construye el espacio, la luz construye el tiempo.
El escritor Paul Valéry afirmaba que la ciudad está conformada por tres tipos de edificios: los edificios mudos, los edificios que hablan y los edificios que cantan. Esta percepción en clave poética se refiere a cómo los edificios han sido concebidos y construidos en relación al tratamiento de la luz que se produce en su interior. Los edificios que cantan son aquellos que, al ser atravesados por la luz, desprenden tal armonía que parecen sonar e incluso cantar.
Asimismo, existen tres tipos diferentes de luz en el interior de los edificios: la luz horizontal, la luz vertical y la luz diagonal. La labor del arquitecto, cuyo objetivo máximo debe ser la búsqueda de la armonía y la belleza en sus creaciones, consiste en encontrar una correcta combinación de los diferentes tipos de luz para crear espacios más vivos e interesantes.
En primer lugar, la luz horizontal es aquella que penetra en el edificio a través de las ventanas. Se trata principalmente de la luz del amanecer y el ocaso.
Por su parte, la luz vertical tiene lugar a mediodía, cuando el sol se encuentra más alto, y para aprovecharla se utilizan los lucernarios o las ventanas muy altas, como ocurría en la arquitectura gótica.
Por último, la luz diagonal se consigue mediante la combinación de espacios de diferentes alturas, cuya espacialidad queda atravesada en diagonal por la incidencia solar.
En definitiva, la luz es tan material como la piedra y tan sublime como el aire. Se trata de un elemento, sin duda, necesario a la hora de construir. Además, en muchas ocasiones el empleo de los materiales y colores en un proyecto están directamente relacionados con el tipo de luz que se quiere conseguir en ellos.
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